El polen es recolectado por las abejas en la naturaleza y transportado a la colmena. Este es el alimento principal para la creación de abejas jóvenes.
Cuando el polen llega a las colmenas, ya está procesado por las abejas y ya no corresponde al polen que normalmente circula por el aire cuando llega la primavera.
En el proceso de recolección del polen, la abeja mezcla el néctar de varias flores y enzimas de su propia saliva. A través de este proceso, la composición química y la textura se alteran, formando pequeñas "bolas" más compactas. En este estado, el polen pierde sus propiedades germinales.
Una colonia de abejas puede recolectar aproximadamente 36 kg de polen en un año. Haciendo los cálculos, para una colonia de 200.000 abejas se necesitan 180 g de polen para crear una abeja.
El color de los granos de polen puede ser muy variado. Depende mucho del tipo de flora que exista en el entorno de las colmenas. Algunos ejemplos de diferentes colores según el tipo de planta: Silvado/gris, Clover/marrón, Malva/blanco, Amapola/negro, Kale/amarillo.
El consumo de polen puede servir para inmunizar el organismo contra las alergias estacionales.
Para salvaguardar a las (muchas) personas que padecen alergias al polen común de primavera, conviene aclarar que el polen recogido de las abejas (polen entemófilo) no provoca reacciones alérgicas.
Al contrario de lo descrito anteriormente, el polen transportado por el viento (polen en el aire) provoca irritaciones respiratorias y cutáneas.